lunes

Vuela, vuela.

Hablábamos, reíamos, y entre risas me dijiste que sabías volar.
Yo no me lo esperaba, también sé volar.
Y no había conocido nunca a nadie más que supiera.

¿Un vuelo?  - pregunté sin vacilar.
Y acercando tus manos a las mías contestaste sin articular palabra alguna.
Y así nos elevábamos muy poco a poco, tan suavemente.

Tan suavemente que sentí vértigo.

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